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Diversión, tradición, originalidad, respeto, turismo… simplemente Bous a la Mar

Ha empezado la cuenta atrás. Dénia se prepara para celebrar sus fiestas patronales en honor a la Santísima Sangre y los dianenses, para vivir y disfrutar con una de les celebraciones más singulares de nuestra geografía: Els Bous a la mar. Declara Fiesta de Interés Turístico Nacional, hablamos de un acto que tiene a los toros como protagonistas, pero que conjunta distintos elementos que van más allá de una mera fiesta taurina al uso. La combinación de los toros y el mar, a priori difícil de imaginar, adquiere una naturalidad sin parangón en este punto de la Marina Alta, comarca con gran afición a los bous al carrer, fiesta que en Dénia se sustutiye por el elemento que articula toda su idiosincrasia: el mar.

Que un pueblo marinero y aficionado al toro conjugue ambas vertientes es algo más que curioso: es único. Como única es esta celebración que durante los nueve días de fiestas mayores congrega junto a la plaza móvil ubicada en el recinto portuario a miles y miles de personas, ávida por contemplar, participar…y, en suma, disfrutar con estas actuaciones divertidas y arriesgadas para los improvisados toreros, que muchas veces se confían en exceso ante la proximidad de la mar, que en este caso no sólo refresca, sino que constituye casi un seguro de vida.

Los orígenes

Els Bous a la mar no son una fiesta reciente, ni una invención meramente turística, pese al gran atractivo que, desde este punto de vista, suponen para una ciudad ya de por sí muy visitada y frecuentada en verano por sus múltiples encantos. La relación entre los toros y el mar se remonta a finales del siglo XIX. De hecho, la enciclopedia Cossío habla de la inauguración de una plaza de toros de dos pisos de altura en Dénia, con capacidad ni más ni menos que para 7.500 espectadores. Al parecer, duró poco tiempo levantada, pues según la misma publicación en 1897 la ciudad ya carecía de infraestructura alguna para este tipo de entretenimientos.

Poco después, en 1902, se constituyó una sociedad (las acciones se cotizaban a 25 pesetas) que inició los trabajos de construcción de una única plaza, prevista para aforo de aproximadamente 3.000 espectadores. Sin embargo, y por distintos motivos que se desconocen, los trabajos se paralizaron con la suspesión de la citada sociedad en 1914.

Por otro lado, el conocido historiador y cronista Vicent Balaguer (Hijo predilecto de Dénia) sostiene según documentación y distintos testimonios que la fiesta de Bous a la Mar, como la conocemos hoy en día (salvado, por supuesto, las distancias que marca la época), arrancó allá por el año 1926, coincidiendo con las Fiestas de San Pedro y la Santíssima Sang, patrona todavía hoy de la ciudad. Ambas, que tienen lugar a finales de julio y primera quincena de julio, motivaron en ese momento la instalación de una plaza rectangular confeccionada con tablones y que se adosó junto a las antiguas atarazanas (donde hoy se levanta el hotel La Posada del Mar).
No obstante, todo parece indicar que los festejos ya tenían lugar desde años atrás, pues aprovechado la citada festividad de San Pedro, muy popular en el barrio de los pescadores de Baix la Mar, se procedía a la suelta de vaquillas en alguna zona del puerto, donde habría más espacio para ello.

La fiesta continuó celebrándose en años posteriores hasta que, primero tras una Orden Ministerial en la época de la II República, y posteriormente el estallido de la Guerra Civil en 1936 suspendieron los actos taurinos la postguerra, cuando se retomó la fiesta del toro y el agua. A partir de 1943, y hasta 1949, se celebraron festejos taurinos en el recinto portuario. Tras un paréntesis acaecido a finales de la década de los 50, en 1961 volvieron las celebraciones taurinas a Dénia, utilizando una placeta portátil que seguía estando formada simplemente por troncos y tablones de madera sobrantes.

Hoy en día la fiesta está regulada, normalizada y cuenta no sólo con todos los permisos y medidas de seguridad pertinentes, sino también con el reconocimiento popular y el cariño y devoción de un municipio que siente els Bous a la Mar como una parte imprescindible de su historia, de sus tradiciones, de su idiosincrasia…y de su vida.

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