En sólo unos días Dénia y la Marina Alta acogerán una de las principales citas gastronómicas en nuestro país: el Festival DNA, que reunirá en la ciudad a 20 chefs con 15 estrellas Michelin y a 18 de las 19 ciudades creativas de la Gastronomía de la Unesco existentes en todo el mundo. Con Quique Dacosta como comisario gastronómico, este evento de primer orden (el más importante que se celebra en la Comunitat Valenciana) cuenta con la organización del Ayuntamiento de Dénia y la Agencia Valenciana de Turismo. Será el fin de semana del 30 de septiembre y 1 de octubre en un marco fantástico: e paseo de la Marineta Cassiana.
Una historia rica y con fundamento
Dos intensos días repletos de actividades donde no faltarán puestos de restauración que ofrecerán deliciosas tapas, food trucks, productores y artesanos, charlas, workshops y talleres de cocina, actividades infantiles… en lo que se presenta como un gran homenaje a nuestro estilo de vida, basado en la gastronomía mediterránea. Esa de la que La Marina, en general, y Dénia, en particular, ha sido siempre exponente desde sus orígenes. Y es que las singulares características de nuestra ciudad han propiciado que a lo largo de los años y de los siglos hayan sido muchas las civilizaciones que escogieran este punto del Mediterráneo para fijar su residencia.
Íberos, fenicios, romanos, visigodos, árabes…todos pasaron por Dianium, Daniya o ,más recientemente, por la Vila y luego ciudad de Denia, dejando su impronta en una población que ha ido enriqueciéndose gracias a las aportaciones y cultura de todos estos pueblos milenarios. La gastronomía, en este sentido, no es una excepción. Porque, si los íberos ya cultivaban vino en la Punta de Benimaquía, en el mismo Montgó, los fenicios, como buenos comerciantes, importaron aquí su saber para conservar el pescado fresco mediante la técnica de la sal, dando lugar a toda una tradición de salazones y adobos que se fueron transmitiendo de generación en generación y que constituyen la expresión de los sabores del mar. La melva, el bacalao, las anchoas o algunos derivados del atún como la mojama o el sangacho bien lo saben, sin olvidar los escabechados de Jurel (sorel), caballa, bonito o sardinas.
Especies de secano que son referencia hoy día en La Marina Alta como el olivo, el almendro, la vid u otros frutos secos vinieron de la mano de las galeras romanas, que también importaron hasta el municipium de Dianium gran cantidad de salsas, salazones y derivados del pescado como el garum, muria, hallec, etc. Aunque para influencia, la de los árabes, que fundaron Daniya (reino de Taifa dominador de un vasto territorio que se extendía más allá de las Baleares) y la llenaron de aromas gracias a sus especias, múltiples infusiones, extraordinarios dulces y una gran cantidad de manjares procedentes de cultivos hasta entonces desconocidos para los moradores de estas tierras, pero que son emblemas hoy día del campo valenciano, caso del arroz o la naranja.
Visigodos, repobladores cristianos del norte y de las Baleares, moriscos, mudéjares…todos ellos aportaron a nuestros antepasados la manera de entender la cocina en este rincón del Mare Nostrum, donde comer es mucho más que un modo de subsistencia, convirtiéndose en un arte, un placer para los sentidos. Un modo de vivir y disfrutar la vida en familia, con amigos…pero siempre alrededor de una buena mesa llena de buenos productos, aquellos que podréis encontrar en sus muchos restaurantes…y que podréis disfrutar de manera especial con la celebración del DNA: Festival Gastronómico de Dénia.