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Los baños de la reina: una piscifactoría en tiempos del Imperio Romano

Protegido por el Peñón de Ifach, los Baños de la Reina constituyen uno de los principales atractivos arqueológicos de la Marina Alta. Hablamos de los restos de una villa que formaban parte de una antigua piscifactoría en Calpe, donde hubo un asentamiento de primer orden en la época del Imperio Romano.

El yacimiento, descubierto en 1960 prácticamente de forma accidental, se encuentra delimitado por la propia Av. de Europa, bajo la cual existen algunos restos. Entre todos ellos destaca el tamaño de las pilas o balsas usadas en el proceso de la salazón así como la cueva, que sita en la parte inferior del paseo peatonal se comunica con un aljibe.

La importancia de los Baños de la Reina no sólo reside en su grado de conservación, sino en el hecho de que estemos hablando de una de las más importantes piscifactorías del Mediterráneo para la fabricación de salazón de pescado, y más en concreto, de garum (un producto de lujo muy cotizado durante aquella época).

Los romanos, que buscaron en Hispania asentamientos estratégicos desde un punto de vista no sólo militar sino también comercial, aprovecharon la fácil excavabilidad de la piedra tosca para crear esta especie de granja artificial, que permitía la explotación de estas factorías de garum, cuyas instalaciones necesitaban para su buen funcionamiento de abundancia de atunes, de agua dulce para lavar el pescado y unas salinas.

En las salazones romanas ninguna parte del pescado se desaprovechaba. La carne se salaba y, con las vísceras, se elaboraba el garum, la muria y el allec, que además de su valor nutritivo tenían propiedades medicinales. Por último, los cartílagos y espinas de los peces se trituraban para, después de secar, convertirlos en harina de pescado que se utilizaba como fertilizante y alimento para los animales domésticos.

Una salsa muy famosa

Tal y como hemos dicho, la piscifactoría de los Baños de la Reina era un centro de producción de garum. Hablamos de una de las más famosas salsas de la época. Su proceso de fabricación consistía en la inmersión de las vísceras e intestinos del pescado en una solución salina saturada y su posterior fermentación, favorecida por la acción de los rayos solares. Al parecer, y según atestiguan documentos escritos, el único inconveniente del garum era su olor, fuerte e incluso desagradable, aunque ello no era óbice para que los romanos lo consideraran un manjar para acompañar la carne, el queso, fruta, vino o el pescado.

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