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Benidorm, una ciudad de altura

Benidorm es famosa por muchos motivos. Uno de ellos, sin duda, es el skyline, esa línea que marca en las alturas la hilera de rascacielos de una ciudad. Singular y llamativo, por no decir espectacular, el skyline de Benidorm distingue esta cosmopolita ciudad turística haciendo que se divise desde muy lejos sin posibilidad de confundirse.

De hecho, esta gran característica hace que la capital turística de la Costa Blanca sea incluso un lugar turístico muy interesante a nivel mundial, ya que es muy extraño encontrar tantos rascacielos en una ciudad que no sea un centro económico financiero, como es el caso. Se comenta que, después de Nueva York, Benidorm (salvando las distancias, obviamente) es la ciudad que más edificios de estas características tiene por cada uno de sus habitantes, lo que no deja de ser curioso y llamativo.

En la actualidad en el skyline de Benidorm luce más de 25 edificios que superan los 100 metros de altura; y más de 300 de ellos presumen de tener un mínimo de 15 plantas, por lo que no son aptos para gente que tenga vértigo. Los tres rascacielos más altos son el edificio residencial In Tempo, que se inauguró en el 2013 y que cuenta con 200 metros de altura y 47 plantas; el Gran Hotel Bali, levantado en el año 2002 con 52 plantas; y la Torre Lugano, que es también un edificio residencial que se eleva a 158 metros de altura con 43 plantas y se inauguró en el año 2007.

Un hecho curioso es que los edificios están situados de tal manera que los de delante no tapan la vista al mar de los que están situados detrás, algo valorado por turistas y residentes, que pueden ver el mar desde prácticamente cualquier edificio de la ciudad.

Y el centro histórico…

Junto a estos enormes edificios convive de forma harmoniosa el centro histórico, que todavía conserva cierta esencia del pueblo marinero en el que antaño era Benidorm hasta finales de los años 50 y años 60, cuando aprovechando el ‘boom’ turístico la ciudad se desarrolló urbanística y demográficamente, adquiriendo progresivamente las dimensiones con las que se conoce en la actualidad.

Desde La Guía del Turista os invitamos a dar una vuelta por Benidorm y a subir a alguno de sus edificios más elevados para disfrutar de este paisaje urbano tan característico. Benidorm: una ciudad de altura.

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Benidorm, para todos los paladares

Ciudad cosmopolita, su gastronomía os sorprenderá tanto por su cantidad como por su calidad. Y es que Benidorm, como marca su carácter, representa un gran mercado en el que encontrar bares y restaurantes de todo tipo y para todos los gustos, desde la simple e internacional hamburguesa, pasando por la paella, el buffet o los menús más económicos hasta una comida más elaborada, adaptada a los nuevos tiempos y a paladares más exigentes, y con sabor a mediterráneo.

La ciudad brinda la posibilidad de degustar diferentes tipos de productos y cocina según donde estemos. Por ejemplo, en el Rincón de Loix, en la calle Mallorca, Lepanto y adyacentes, encontremos locales con cartas al puro estilo británico, con hamburguesas, perritos calientes o el famoso Fish and Chips que han patentado los ingleses.  En esa zona también podremos elegir otro de los clásicos: los restaurantes orientales. Los chinos, en particular, son los más extendidos, aunque a ellos se suman los hindúes, tailandeses, turcos o mexicanos con sus especias y aromas distintos.  Otras opciones dentro de la oferta internacional son la comida italiana, con una nómina importante de pizzerías y trattorias, y los restaurantes argentinos, cuyos asados característicos se han ganado una fama merecida.

Productos de casa, también

En el otro lado de la balanza, no debemos olvidar que Benidorm, pese a no parecerlo en ocasiones, es España, por lo que tampoco falta un amplio elenco de locales donde saborear los productos más característicos de nuestro país. Si nos damos una vuelta por la ciudad encontraremos distintos embajadores de varias cocinas regionales como la asturiana, o locales que regentan familias de origen andaluz, sin olvidar, por supuesto, la cocina mediterránea, con arrocerías especializadas.

Punto y aparte merece el tapeo, que ha ganado asiduos gracias a la proliferación de tascas y tabernas en el casco antiguo de la ciudad. Las calles Santo Domingo, Martínez Oriola y la plaza de la Constitución acogen a centenares de personas que deambulan de bar en bar, disfrutando de las tapas y de los pinchos. La mayoría de estos bares están regentados por vascos que ofrecen una gastronomía de esta tierra pero, sobre todo, centrada en la elaboración rápida y concreta del aperitivo que se atribuye al pincho.

En suma, variedad, cantidad y buen gusto, en una ciudad donde el ocio y la gastronomía van unidos de la mano, con independencia de nacionalidades y fronteras. Y es que Benidorm es como España: Different!

 

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Fuego, música y pólvora en La Marina

Ya huele a pólvora. Ya se escucha la música. Ya llega la primavera. Ya están aquí las fallas. En Valencia…y también en La Marina. Dénia, Pego, Calpe y Benidorm ya calientan motores para vivir con intensidad la fiesta josefina. A lo largo de esta semana los ninots irán progresivamente ganando la calle para dibujar esas creaciones de cartón-piedra que admiran al mundo entero.

Porque desde el pasado mes de diciembre, las fallas son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Un nombramiento que asegura la supervivencia de esta fiesta, de este arte y de esta celebración social y cultural protagonizada por el fuego. Una fiesta que, tal y como reconoció la Unesco, «salvaguarda las artes y oficios tradicionales» mediante esculturas satíricas creadas por artistas locales.

Efímeras pero intensas, las fallas son una fiesta singular donde las haya.  Además del componente estrictamente artístico (colorido, formas, belleza…) esos ninots responden a unos parámetros relacionados con la sátira y la crítica social, como se puede comprobar en los mensajes que los acompañan. Además, falleros y falleras, con sus vestimentas típicas se encargan de animar las calles y barriadas donde se asienta el monumento al ritmo de los pasodobles que tocan las muchas bandas que esos días hacen horas extras durante los pasacalles.

Pero si la música es un componente esencial de las fallas, no lo es menos la pólvora. La de las tracas que se lanzan cuando se recogen a las falleras, la de las mascletàs que se disparan en cada distrito fallero y la de los fuegos artificiales que se lanzan cuando el monumento está consumiéndose por las llamas.

Ese fuego purificador que hace desaparecer esas fantásticas creaciones en un abrir y cerrar de ojos, pero que es componente esencial para cerrar un ejercicio y abrir inmediatamente otro. Porque el ciclo de las fallas no para. Las lágrimas que llenan de brillo la cara de las falleras el día 19 por la noche se convierte en entusiasmo y esperanza a partir del mismo día siguiente.

Capítulo aparte merece la ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados, especialmente en Dénia. Uno de los actos más importantes y esperados por falleros y falleras, que expresan su devoción hacia la patrona con una ofrenda de flores que sirve para confeccionar el manto de la virgen en la plaza del Convento. Las comisiones falleres se visten sus mejores galas y hacen ostentación de diseños florales durante la mañana del día 19, festividad de San José.

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Isla Faisanes en Benidorm

Una isla en medio de un mar de rascacielos: Isla Faisanes en Benidorm

Siete hectáreas y unos 400 metros de longitud en una jungla de cristal poblada de rascacielos. Isla Faisanes, en Benidorm, es una de las imágenes más características y singulares de la capital turística por antonomasia de la Costa Blanca.  Símbolo de Benidorm, este islote situado frente a las playas de Levante y Poniente es uno de los muchos atractivos de la ciudad, especialmente el valor ecológico de su flora y fauna marina – que tanto gusta y atrae a los buceadores-,  y por los espectaculares atardeceres y amaneceres que dibuja.

Hasta ella se llega con un barco que sale desde el puerto de Benidorm, en la zona de Poniente, y que se puede coger por unos 14 euros. En sólo 20 minutos alcanzaréis el islote, disfrutando de un bonito y agradable paseo.

La leyenda del Gigante Roldán

La Isla de los Faisanes no es más que una formación geológica relacionada con la Serra Gelada, el parque Natural que separa Benidorm de Altea en la misma línea costera. Sin embargo, son varias las leyendas e historias mitológicas  que se cuentan sobre el origen de este islote, en su mayoría relacionadas con el gigante Roldán. La leyenda cuenta que éste se enamoró de una bella dama a la que amó profundamente. Pero la amante cayó enferma, necesitando para sobrevivir los rayos del sol.

Roldán, desesperado, asestó un tremendo golpe a la montaña del Puig Campana (cuya hendidura es visible y famosa), desprendiendo parte de ella. El peñasco en cuestión viajó al mar formando esta isla, con lo que Roldán consiguió demorar la puesta del sol durante unos minutos. Aunque su amada terminó muriendo, el temido gigante llevó el cuerpo de su mujer hasta la isla para que allí descansara,  dejándose ahogar a su lado sin dejar de cogerle la mano.

Una excursión y una experiencia que, más allá de leyendas, gigantes y atardeceres de película, os recomendamos durante vuestra estancia en Benidorm. Lo disfrutaréis.

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La esencia del Benidorm más tradicional

Edificios antiguos, calles empedradas y adoquinadas, arcos de piedra, tabernas tradicionales…aunque no lo parezca, hablamos de Benidorm. La ciudad de los rascacielos, las playas abarrotadas, multitud de hoteles y locales de fiesta ofrece también otra cara distinta con más sabor a pueblo, a historia y a aquella pequeña villa de pescadores que hace sólo algunas décadas ocupaba estaba zona de la Marina.

El centro histórico de Benidorm comienza en Punta Canfali: un acantilado natural de piedras que divide las dos principales playas de la ciudad (Levante y Poniente) y que reúne la esencia de los orígenes como pueblo pesquero. En este rincó  donde hoy hay simplemente un mirador se erigía antaño un castillo, que se construyó en 1325 y fue destruido en dos periodos: En el siglo XV, cuando el pueblo sufrió un ataque de piratas (tras el cual fue reconstruido); y en el Siglo XIX durante la Guerra de la Independencia, tras la cual fue completamente derruido por el impacto de las bombas de los cañones.

Hoy día el Mirador de la Punta Canfali, conocido también como el Balcón del Mediterráneo, es uno de los símbolos de la ciudad tanto por su balaustrada como por sus cercanas vistas al mar, con el Geiser en primer plano. En el mismo lugar que ocupaba el castillo, y donde hasta hace sólo unos pocos años estaba la Biblioteca Municipal, habita actualmente una amplia plaza que acoge en verano a artistas y feriantes artesanos, y que se llena de música y turistas. Los cañones siguen vigilando la plaza como símbolo de lo que un día fue.

Hasta este punto simbólico de la ciudad podremos llegar a través de multitud de calles, todas con un encanto especial: la calle Alameda, la calle Mayor…y, a través de ella, alcanzar la zona de El Callejón, donde se levanta la Parroquia de San Jaime, cuya cúpula azulada constituye una de las fotos más típicas de  Benidorm.

Una calle de paso obligada en esta zona del centro histórico es el Paseo de la Carretera, conocida aún hoy popularmente por la calle del coño, ya que muchas son las personas que encuentran a amigos y conocidos de su lugar de origen (“coño! Tu por aquí!”).

Gastronomía y comercio

El Centro histórico de Benidorm también invita a ir de compras, de pinchos y de copas. Restaurantes, tascas tradicionales y bares para cervecear se combinan con tiendas de souvenirs y comercios tradicionales que han conservado su personalidad pese a la jungla de cristal en la que se ha convertido gran parte de la ciudad. Si hablamos de gastronomía, destaca la presencia de distintas tabernas vascas que, salvando grandes diferencias, nos pueden trasladar los sabores de Bilbao o San Sebastián sin abandonar la Costa Blanca. Para ello habremos de preguntar por la calle Santo Domingo, donde podremos disfrutar de las mejores tapas vascas…y mediterráneas.

Otra opción comercial y no menos original es visitar el rastrillo El Cisne. Se celebra cada domingo y un sábado al mes en  la carretera de circunvalación que se une N-332, en dirección Alfàs del Pi. Otra opción no menos interesante es el mercado de frutas y hortalizas, que podremos visitar los martes y miércoles también en el centro histórico.

 

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Benidorm: Unas playas… de Bandera

No es nuestra intención descubriros a estas alturas la calidad de las playas de Benidorm, donde predomina arena fina y dorada, aguas transparentes y un amplio abanico de servicios pensados para el disfrute de los usuarios.

Sin embargo, desde el Blog de la Guía del Turista sí nos gustaría destacar que cuando esta capital turística lleva las playas por bandera en su amplia oferta, lo hace con razón. Y mucha.

Porque si de playas y de banderas podemos dejar de hablar, sin duda habremos de referirnos a Benidorm. No sólo las conocidas como Banderas Azules (con reconocimiento internacional) lucen en lo más alto de sus arenales, sino que ahora también ha sido El Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) la que ha reconocido esta calidad, otorgando la Marca ‘Q’.

Ahora bien. ¿Qué es el Instituto para la Calidad Turística? Hablamos de un organismo formado por las organizaciones empresariales turísticas más importantes del país y es una asociación sin ánimo de lucro creada en el año 2000 para el desarrollo de la calidad en el sector turístico. Por tanto, no hablamos de un ente menor por lo que esta clase de reconocimientos oficiales sí tienen un valor considerable y acreditado. En este sentido, la Comunitat Valenciana suma este año 47 playas con este tipo de reconocimientos, erigiéndose así en la segunda autonomía con más cantidad de banderas por detrás sólo de Andalucía.

La distinción ‘Q’ de calidad turística certifica que las playas en cuestión, en este caso las de Benidorm, tienen aguas y arenas limpias; reúnen los suficientes servicios de seguridad, y salvamento, cuentan con un amplio abanico de posibilidades de ocio, poseen puntos información para el turista y pueden presumir de limpieza e higiene en todo su entorno e instalaciones.

Playas para todos los gustos:

En Benidorm prácticamente encontraréis playas para todos los gustos.
Por un lado y, en su extremo norte, podréis disfrutar de dos pequeñas calas de arena y roca, la Cala del Tio Ximo y la Cala Almadrava, ideales para el buceo y para los más solitarios que gustan de la tranquilidad y prefieren huir de multitudes.

Tras ellas, comienza el bullicioso paseo marítimo con la conocida Playa de Levante, posiblemente la más afamada por la gran animación que presenta durante todo el año, con un aspecto cuidado y atractivo para turistas y visitantes. Y, al sur del puerto, la Playa de Poniente, rival de la anterior en belleza y servicios pero igual de iluminada hasta bien entrada la tarde, gracias a su orientación que da la bienvenida al sol.

Entre ambas, se encuentra la pequeña Cala de Mal Pas, un secreto escondido para muchos y, frente a ella, la Isla de Benidorm, un paraíso para los amantes del submarinismo.

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