BenQ Digital Camera

Un paseo entre carrascas y fresnos: El Pla de Petracos

Aunque no son fáciles de encontrar, las carrascas constituyen una de las especies autóctonas y características del bosque mediterráneo oriental. Sin embargo, en las últimas décadas su presencia se ha visto mermada por la replantación de pinos, una especie con un crecimiento más rápido pero también más vulnerable al fuego, lo que incrementa el tamaño y espectacularidad de los incendios que desgraciadamente, y cada vez más a menudo, afectan a nuestro ecosistema.

La Marina no constituye una excepción a ambos fenómenos, aunque progresivamente las carrascas van volviendo a ocupar el espacio que les corresponde en nuestras sierras y montañas.  Diferentes propuestas de reforestación de esta especie, junto a lentiscos, encinas o acebuches, están contribuyendo a ello en zonas como Orba o el Parque Natural de El Montgó. Pero si queremos disfrutar de sus siluetas, de su sombra, de su presencia tenemos un fantástico escenario en el Pla de Petracos, en el término de Castell de Castells.

Allí podremos disfrutar de un bosque de carrascas y fresnos que se extiende durante 79 hectáreas. Junto a él se dibuja uno de los múltiples senderos que se expanden por esta rica y singular zona de interior, donde se combina el bosque con un paisaje encantador donde no faltan cultivos de secano como almendros, olivos y algarrobos.

Si continuamos por esta senda, tras pasar junto a una finca bautizada como Villa Mercedes, llegaremos hasta un pequeño conjunto de casas habitadas, muy cerca de las cuales encontraremos los restos de la Ermita de Petracos. Se trata de un edificio del que ha sido utilizado como corral y que hoy día, repleto de vegetación, ofrece una imagen espectacular.

Pero además de por su bosque de Carrascas, el Pla de Petrarcos también es famoso por albergar una de las mejores representaciones de arte rupestre de la Comunidad Valenciana, con  pinturas que datan de hace 8.000 años, que presentan un gran estado de conservación y que fueron descubiertas hace solo unos 40 años. Tal y como os comentamos en otro post del blog de La Guía del Turista, las pinturas son el exponente y prueba de la existencia de un santuario en la zona, es decir, de un lugar de culto y encuentro de gente unida por profundas creencias, en las que la fertilidad, la fecundidad, la agricultura y los vínculos familiares, tenía una gran importancia para ellos. En 1998 la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad.

Leer Más