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Fontilles: Un lugar para sanar el cuerpo… y el espíritu

Hace sólo algunas semanas el programa Cuarto Milenio, que dirige Iker Jiménez, ofrecía un reportaje sobre el sanatorio de Sant Francesc de Borja, más conocido como Fontilles.  El programa de Cuatro se hacía eco de su existencia poniendo el acento en que se trata del único centro de Europa para enfermos de Lepra.

Es cierto que el sanatorio todavía acoge algunos enfermos  -cada vez menos-, pero además de su importancia en clave sanitaria, Fontilles ofrece mucho más para el visitante. Su privilegiada situación en la Vall de Laguar, en el interior de la Marina Alta, nos regala un paraje de naturaleza fantástico.  Situado en una hondanada con un perímetro de 75 hectáreas, Fontilles es salida y llegada de distintas rutas de senderismo que os permitirán disfrutar de esta zona privilegiada, donde disfrutar de la fauna y la flora típica de este lugar del Mediterráneo.

Un pequeño ‘pueblo’ en el interior de La Marina

Y, además de ser naturaleza, Fontilles también es historia, pues no hace demasiadas muchas décadas fue un prestigioso sanatorio de lepra que durante el siglo pasado curó a miles de personas que padecían la enfermedad de Hansen. Su trascendencia queda visible cuando se llega al sanatorio, concebido como un pequeño pueblo que contaba con las infraestructuras básicas necesarias para que los enfermos, sus familiares y, especialmente, los numerosos profesionales sanitarios que trabajaban en este proyecto innovador hicieran vida normal junto a sus familiares.

En Fontilles todavía se conservan el bar (donde es posible tomarse un refresco o una cerveza sentado en la terraza), la antigua escuela, las residencias de los médicos…y hasta la muralla que se levantó en 1923 para aislar el complejo, debido a unas fugas de enfermos del sanatorio. Hablamos de un muro de piedra de tres metros de altura y casi 4 kilómetros de longitud que hoy simplemente arropa el lugar, pero que en aquel momento eran la forma más visible del estigma que envolvía a esta enfermedad.

El complejo abrió sus puertas en enero de 1909, aunque no fue hasta ocho más tarde cuando el Sanatorio de San Francisco de Borja contó con personal médico especializado. Desde entonces se convirtió en un pequeño pueblo semi aislado del interior de la Marina, en una época donde las carreteras y comunicaciones todavía eran precarias por estos lares. Adquirió tanta importancia que en los años 50 el centro llegó a alojar a más de 400 enfermos, muchos de los cuales se casaron, tuvieron y criaron a sus hijos allí. Había incluso un pabellón reservado para matrimonios y familias dentro de un gran complejo con más de una treintena de edificios en los que no faltaban  comercios, cementerio, herrería, carpintería, una banda de música, un cine… y hasta se llegaron a realizar festejos taurinos.

Hoy en día, cuando la enfermedad de la lepra prácticamente se ha extinguido en el mundo occidental, el sanatorio se ha reconvertido en un centro de ancianos y enfermos crónicos, así como también en uno de los más prestigiosos centros de investigación de esta dolencia.

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Un barranco de Leyenda: L’Encantada

Siguiendo la ruta de los ocho municipios de la Vall de Gallinera, a medio camino entre las comarcas de La Marina y El Comtat aparece un paraje casi escondido pero mágico: El Barranc de l’Encantada. Mágico por su enclave geográfico (rodeado de montañas pero relativamente cerca del mar), riqueza paisajística (abundante vegetación, con sauces, chopos…) y tranquilidad por doquier, rota únicamente por el devenir del agua. Y mágico por la leyenda que le da nombre, dotándolo de un aire místico que también contribuye a realzar su atractivo.

El Barranc de l’Encantada se extiende a lo largo de unos catorce kilómetros por el término municipal de Planes, concluyendo en la desembocadura del río Serpis, en el término de Beniarrés. Su historia, como la de otros parajes limítrofes,  está directamente vinculada a los tiempos en que los árabes y moriscos habitaron estas agrestes tierras hace algo más de 400 años. De hecho, la leyenda a la que nos referimos se vincula con los moriscos, esas gentes descendientes de los moros que ocupaban Al·Andalus y que poblaban buena parte del antiguo Reino de Valencia, hasta que Felipe III decretó su expulsión de la Península Ibérica en 1609.

Cuenta la tradición que antes de partir al exilio, los moriscos de estos valles dejaron escondido un fabuloso tesoro en una cueva del barranco que lleva las aguas del Río de Planes al Río de Alcoy (Serpis). Por si acaso volvían dejaron a su custodia a una doncella encantada como guardiana de sus riquezas.

Una de las leyendas más extendidas dice que la doncella encantada es una hermosa mujer de cintura para arriba, pero que de cintura para abajo tiene cuerpo y patas de oca. En su cabeza lleva una hermosa diadema de oro puro que reluce bajo los rayos del sol cada vez que realiza una de sus esporádicas salidas o paseos cada cien años. También cuenta la leyenda que va en busca de algún campesino (preferiblemente pobre) que esté cultivando los campos vecinos al barranco. Cuando lo encuentra le pregunta cuál de los dos cosas preferiría quedarse, si la corona de oro o a ella misma. Si el campesino elige la corona. se da por supuesto que es un avaricioso y codicioso de riquezas y allí mismo le da muerte haciendo desaparecer su cadáver en lo más fragoso del barranco. Si, por el contrario, la elige a ella (cosa poco probable), le lleva a su cueva para que disfrute de los tesoros, pero con la condición de que quedará encantado como ella para toda la eternidad.

Sin embargo, otra leyenda (la más extendida) sobre el Barranc de l’Encantada relata que los moros escondieron un fabuloso tesoro en una cueva del barranco y que para su custodia lo dejaron bajo la protección de una doncella encantada, que, una vez cada cien años, se deja ver entre las solitarias peñas del barranco y quien la encuentre será el dueño de las fabulosas riquezas ocultas por el encantamiento.

La encontréis o no la encontréis, os recomendamos este bello paraje para pasar un día en familia, practicar senderismo a través de sus pistas o senderos o, simplemente, daros un baño en alguna de sus pozas naturales disfrutando de su entorno.

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Temps de Pansa en La Marina

L’Hort de l’Alé y el Museuo Etnológico de Dénia

La Marina, bautizada recientemente como el Reino del Moscatell, sigue promocionando el patrimonio y la cultura relacionado con el cultivo de la pasa.  Tras celebrarse recientemente l’Escaldà en el riurau de Jesús Pobre (en una de las celebraciones más singulares), en septiembre y octubre se ha puesto en marcha un programa llamado Temps de Pansa que os permitirá conocer un poco más sobre el mundo de la pasa y el moscatel, sus costumbres, tradiciones, arquitectura  e historia.

La programación se articula en torno a tres escenarios emblemáticos: l’Hort de l’Alé, situado en el término de Pedreguer, el castillo de Dénia y el Museo Etnológico de Dénia, que este año cumple el veinticinco aniversario de su apertura. Ambos podrán disfrutarse a través de visitas guiadas que se desarrollarán los domingos del mes de septiembre y parte de octubre a partir de las 10.30 de la mañana, con una duración media de algo más de dos horas. Información e inscripción: 96 642 02 60. De 10.30 a 13.00 horas (excepto lunes).

Programa:

-El domingo  25 de septiembre se visitará L’Hort de L’Alé, situándose el punto de encuentro en la entrada de la urbanización La Sella.

-El domingo 18 de septiembre se visitará  el Castillo de Dénia, situándose el punto de encuentro en la recepción Castillo.

-Y el domingo 2 de octubre el Museo Etnológico de Dénia, en la calle Cavallers, número 1.

Todos los     participantes          recibirán      como regalo la edición limitada y facsímil de 10 postales, de c.1906, de A. Fabert. La Industrial Fotográfica. Valencia. Edición conmemorativa del 25 aniversario del Museu Etnològic de Dénia.

 

L’Hort de l’Alé

L’Hort de l’Alé es lo que queda de una finca que originariamente tenía treinta fanegas de secano donde anteriormente a olivos y naranjos residieron muros de piedra seca y bancales donde se cultivaba la vid del moscatel.

La vieja casa -prototipo de casa-corral- de mediados del siglo XIX (c. 1830), con la naya y arcada orientada a oriente y la fachada principal con dos arcos y dos aspilleras de visura y escopeta, sigue siendo un testigo excelente de aquel tiempo en que el viejo proceso de elaboración de la pasa, el escaldado de la pasa, hizo que se crearan nuevas arquitecturas; entre ellas, galerías con arcada para alojar los cañizos apilados con la uva en proceso de secado. En ella destaca su magnífica estufa, construida en las postrimerías del siglo XIX, constituyendo toda una innovación para la época que permitió acortar el tiempo de elaboración de la pasa; y el horno de escaldar,

El Museu Etnológic de Dénia

En cuanto al Museu Etnológic, enclavado en una casa de la antigua burguesía sde la calle Cavallers, presenta una propuesta museográfica centrada en la pasa y su tiempo dorado, así como en los avances y el progreso de la ciudad de Dénia durante la segunda mitad del siglo XIX y los albores del XX. El museo ofrece entre sus contenidos el cultivo de la vid, el proceso de elaboración de la pasa y su comercio ultramarino eran los contenidos, en diálogo con atrezos y escenografías de cómo vivía y vestía aquella burguesía de Dénia, que se benefició de la exportación de la pasa a Europa y América.

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