Benidorm casco historico

De ruta por Benidorm (I): El casco antiguo

Benidorm, capital turística de la Costa Blanca y emblema de La Marina, es un lugar ideal para disfrutar también en invierno. Este puente próximo de La Constitución o las vacaciones de Navidad, por citar dos ejemplos, son dos periodos en los que desde la Guía del Turista os recomendamos que visitéis  la ciudad y aprovechéis lo mucho y bueno que ofrece. Además, el buen clima, con sol y agradables temperaturas, está asegurado durante todo el año, por lo que es uno de esos destinos en los que cualquier fecha del año resulta adecuada.

En este nuevo post de nuestro blog semanal os planteamos una ruta a pie para conocer algunos de los atractivos por antomasia de la ciudad. Si os parece bien, nuestro punto de encuentro será el casco antiguo, enclavado entre las playas de Levante y Poniente. Concretando más, saldremos desde una de las calles más representativas: el carrer dels Gats (calle de los Gatos), conocida por los numerosos locales de ocio. Todos ellos habitan antiguas casas donde ahora se puede disfrutar de buena música tomando una copa en un ambiente relajado. Un buen lugar para comenzar la tarde o la noche.

A escasos metros de esta calle  encontramos la Cava, una zona de tapeo con muchos barecitos concentrados en una especie de galeria. La Cava enlaza con la mítica calle Alameda, zona de comercios y bares; y por el otro extremo, con el denominado ‘Paseo de la Carretera’, que une las playas de Levante y Poniente. Popularmente es más conocida como la ‘Calle del coño’ porque hace algunos años, cuando comenzaron a visitar la ciudad muchos turistas del norte de España, se oía aquello de: “¡coño, tú por aki!” o “¡Coño!  Qué pequeño es el mundo!…así pasó a ser conocida como la calle del coño. Se trata, en definitiva, de una zona peatonal, llena de comercios de todo tipo (tiendas de moda, zapatos, joyerías…).

Nuestro proximo destino, sin abandonar el casco histórico, será la iglesia de San Jaume, que merece la pena visitar por su destacada arquitectura. Y tras ella, una plazoleta con mucho encanto, estupendas vistas y en la que no suelen faltar (especialmente en verano) una gran cantidad de paradas artesanales y artistas de la zona. Y cerca de allí, si continuamos indagando, unas escalinatas que nos conducirán hacia un estupendo mirador, desde el que divisaremos las dos grandes zonas en las que se divide la ciudad.

Desde allí habremos de dirigirnos hacia la Playa de Levante por la Avenida del Mediterráneo, aunque de este otro recorrido os hablamos en un próximo post de nuestro blog. No dejéis de leernos.

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Tarbena grande

Tárbena: la esencia del paisaje mediterráneo entre las dos Marinas

Entre las dos Marinas, la Alta y la Baja, se sitúa Tárbena. Un acogedor pueblo de montaña al que podréis bien desde Parcent, si accedéis por el norte, o a través de Callosa de Ensarrià, si lo hacéis desde el sur. Aire puro, sólo perfumado por las plantas aromáticas de la sierra, tranquilidad, descanso y el paisaje típico de esta zona del Mediterráneo es lo que nos ofrece Tárbena, que se eleva unos 560 metros por encima del nivel del mar, lo que permite ver el manto blanco de la nieve cubriendo sus calles y casas aunque sea de forma esporádica.

Con esta descripción es fácil pensar en Tárbena como un lugar idóneo para el relax y para disfrutar de la naturaleza a través de rutas de senderismo o en bicleta que os llevarán hacia el Barranc de Les Lletres, donde se esconde una cueva del mismo nombre; el Caserío de Bixauca o el despoblado morisco de Garx, en la solana del Carrascal de Parcent.

Sin embargo, en su patrimonio también destacan algunos elementos que incrementan su atractivo y permitirán completar la visita. Uno de ellos es la iglesia parroquial, declarado declarado de Bien de Relevancia Local por la Generalitat Valenciana. Data del siglo XVIII y  resalta no sólo por la  gran riqueza decorativa en sus bóvedas, sino por el retablo en el altar mayor tallado en madera de cedro real.

Pero sin duda, lo que más se hace ver en esta pequeña población desde el punto de vista cultural y patrimonial es su castillo. De origen musulmán, se localiza próximo a la población, en el cerro Segué, a una altura de 700 metros; y aunque es cierto que está parcialmente destruido, entre los restos existentes se distinguen aún algunas dependencias, en especial la base de una torre y el aljibe, el cual constaba de dos recintos de distinto tamaño.

Tierra de cristianos, de árabes y de mudéjares

Desde este lugar se dominaba el valle y el acceso a Parcent por el Coll de Rates, lo que permitía a los moradores de antaño avistar cualquier incursión tanto de invasores durante las guerras con los musulmanes como, posteriormente, ante la llegada de saqueadores piratas que llegaban a la costa de la Marina procedentes del básicamente del norte de África. Piratas, cristinaos, mudéjares y moriscos. Todos ellos protagonizaron luchas y revueltas en esta zona estratégicamente situada.

Hay noticias de que en abril de 1245 el caudillo árabe  al-Azraq y el infante Alfonso de Aragón firmaron el “Pacto del Pouet” por el cual el árabe se declaraba vasallo del rey Jaume I, entregándole inmediatamente los castillo de Pop y Tárbena. No obstante, Tárbena participó activamente en la revuelta del propio al-Azraq (1248-58), l acual fue sofocada por el rey cristiano, quién como castiglo entregó la fortaleza, el valle, fortificaciones y villas de Tárbena al mudéjar Mohámed ‘Amr ibn Isahq. Poco más tarde éste también se alzó contra Jaume I, brindando  apoyo a los rebeldes de Murcia, lo que provocó su expulsión del Reino de Valencia en el 1268.

Pero el papel de Tárbena como centro de alzamientos contra la reconquista cristina no quedó aquí, sino que su castillo también  fue uno de los focos importantes de la revuelta de Ibrahim (1276-77), lo que terminó con la expulsión de los mudéjares de esta zona Tárbena tras ser sofocada la revuelta.  Fue entonces cuando Pedro el Grande otorgó la carta puebla, según la cual se asentaron cuarenta pobladores cristianos en el valle. Corría el año 1280.

Poco duraron los cristianos en Tárbena, al cabo de poco tiempo el valle volvió a ser habitado por mudéjares. Fue con el decreto de expulsión de los moriscos (1609) con el que el valle de Tárbena quedó totalmente despoblado. Sin embargo, la llegada de pobladores venidos de las Baleares lo que ayudó a reflotar la población, imprimiendo el carácter de las islas a este pequeño núcleo de la Marina.

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Benidorm nocturno

Benidorm: ¡Déjate confundir por la noche!

Playa, sol, tiendas….Benidorm ofrece mucho al turista. Y no sólo por el día: también por la noche. Es una ciudad vibrante, con mucha animación y constante movimiento. Cenar de gourmet o irte de tapas por el casco antiguo, disfrutar de un espectáculo de variedades, escuchar buena música, ver un partido de fútbol de la liga española de la Premier League tomando una pinta con amigos, ver un estreno de cine, salir de copas en un pub de moda (se han contabilizado hasta 160 disco-pubs), bailar hasta el amanecer en alguna de las discotecas de referencia de la Costa Blanca…la oferta es amplia y variada.  Y es que Benidorm se transforma  y reinventa contantemente para ofrecer cantidad y calidad a sus visitantes.

Entre sus principales atractivos, si hablamos de nombres propios, encontramos el Benidorm Palace, un clásico para fiestas y eventos que monta sobre su escenario un auténtico show con las mejores bailarinas internacionales y artistas durante más de dos horas.;  el Benidorm Circus, que ofrece una gran fiesta con músicos, artistas y acróbatas para brindar un espectáculo que combina opera, ballet y rock; o el Casino Mediterráneo, más de 3.600 metros cuadrados de luz y entretenimiento con máquinas de azar, Ruleta Americana, Mesas de Black Jack, Punto y Banco, Poker y Texas Hold´Em; además de una “Zona Juegging” con terminales de apuestas deportivas y grandes pantallas de televisión.

Genuino sabor inglés

Aunque si hablamos de ambiente nocturno en Benidorm, no se puede pasar por alto la conocida popularmente como ‘zona inglesa’ (calles Gerona, Ibiza, Mallorca y Londres) que sumerge al visitante en otro mundo, con decenas de locales donde corre la cerveza y la sidra inglesa, suenan los últimos éxitos de la música disco, música en directo, y gente de todas las nacionalidades se divierten hasta bien entrada la madrugada.

Benidorm es también referente para despedidas de soltero y otras celebraciones en grupo, así como aquellos que buscan los efectos de Cupido. Muchos establecimientos celebran por todo lo alto la llegada de San Valentín. Y para terminar la noche, o vivirla más intensamente, hay que acercarse hasta el Paseo de Levante, la calle Esperanto y la Nacional 332 (en dirección a Altea), donde abren sus puertas la discotecas y los locales de músico con más diversión.

Disfruta la noche de Benidorm. ¡Vívela!.

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Marina alta tierra de bandoleros

La Marina: tierra de bandoleros y de ‘roders’

¿Sabías que las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa, junto a otras colindantes como La Safor, eran morada habitual donde se cobijaba un buen número de bandoleros? Nos referimos, claro está, al siglo XIX. Una época no tan lejana donde la presencia de los también conocidos como ‘roders’ no sólo era una constante en toda zona del Mediterráneo, sino también un acontecimiento para gran parte de la población de antaño, puesto que muchos de ellos fueron considerados como símbolos o, incluso, como auténticos héroes.

Si bien es cierto que en la documentación oficial de la época, la que aún perdura en archivos y bibliotecas especializadas, se encontrarán terminos como lladre’ (ladrones, en valenciano), y asesinos, para la cultura popular los miembros de estas bandas organizadas eran tratados desde un punto de vista romántico, alabando en ocasiones su valentía, su buena intención (muchos de ellos alardeaban de quitarle al rico para ayudar al pobre, al estilo de ‘Robin Hood’) o su servicio a la patria, en el caso de la Guerra de Independencia, cuando saqueaban y atacaban a destacamentos franceses que estaban asentados en toda esta región.

Además, el hecho de que, con el paso del tiempo, se hiciera pràctica habitual matar a los bandoleros capturados mediante el garrote, el fusilamiento, o incluso la ‘forqueta’ (descuartizar en cuatro trozos y freír el cadáver del asesinado, para después colgar los miembros en lugares visibles y públicos de los pueblos a modo de escarmiento) dividió a la opinión pública, siendo considerados héroes o villanos.

Para muchos eran una lacra a extinguir y había que combatirlos de todas las maneras posibles. De hecho, La creación en 1844 del cuerpo de la Guardia Civil tuvo como argumento principal, entre otros, perseguirlos y hacerlos desaparecer). En cambio, para otros sectores de la población, su forma de actuar, (generalmente contra el más pudiente), y los castigos que recibían les hicieron merecedores de ‘cierta’ solidaridad popular, convirtiéndoles en ocasiones en héroes de leyenda que merecían perdurar en el cancionero popular.

Todos estos bandoleros actuaban en grupo, aprovechando la orografía del interior de las Marinas y La Safor, con zonas de difícil accesibilidad que se prestaban a tender embocadas y poder escapar rápidamente sin dejar rastro. Además, no se les conocía, se les conocía por su verdadero nombre, sino por su «malnom» o apodo. Algunos de los ‘roders’ más conocidos de estas zonas fueron los cuatro hermanos Moxica, de Hondón de los Frailes; Jaime el Barbudo, de Crevillent; Camot, de Xàtiva; El Gato de Carlet; El Manco de Calderón, de Cocentaina; Mixana, de Castell de Castells; Destralet, de La Vall d’Ebo; o Quico Bolsón y El Roig de Corbera.

Toda esta información y muchos más detalles sobre bandoleros y ‘roders’ podéis encontralos en los libros Conflicte d’interessos: Bandolerisme i vendetta a la Marina Alta en temps de cacics (1844-1875) y La senda dels lladres. Bandolerisme als volants de la serra de Mostalla. Ambos son obra del periodista e historiador Manel Arcos, un gran experto en la investigación y divulgación del bandolerismo. Os los recomendamos.

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