Cap de la Nao

El Cap de la Nao: donde nace el sol

Decir es decir paisajes espectaculares, acantilados de vértigo, calas fantásticas donde disfrutar del baño, islotes y grutas donde practicar el buceo, miradores que se pierden en el horizonte y un listado envidiable de cabos que ponen límites a una orografía costera abrupta y maravillosa.

En este entorno privilegiado la oferta atesora cantidad y calidad, teniendo como uno de los platos fuertes, sin duda, la visita al Cap de la Nao. Frontera entre los golfos de Valencia y Alicante, el Cabo de La Nao es el punto peninsular más cercano a la isla de Ibiza, el que más al este queda. Ello lo ha convertido durante siglos en el punto geográfico y estratégico de vital importancia, considerado por corsarios, naves reales, buques de guerra y barcos de comercio como lugar de referencia.

Si riqueza paisajística, bendecida por su enclave único, se corona con su declaración como microreserva vegetal, con especies autóctonas del Mediterráneo que respiran la brisa que entra desde el mar y se calienta con los primeros rayos solares que se adentran en la península ibérica. De hecho, podemos decir que en el Cap de la Nao es donde nace el sol peninsular, al ser el punto por donde se pone la estrella cuando llama a la puerta de nuestro país.

Calas, como la de Ambolo o la Granadella; islas como las del Portitxol, cuevas como la dels Òrguens (espectacular cavidad bajo el Faro del Cap de la Nao a la que sólo se pueden encontrar desde el mar)…no dejarán indiferente a nadie. Su ventaja también radica en su fácil accesibilidad por medio de una carretera asfaltada que sube desde el municipio de Jávea y que alcanza el mismo faro del cabo de La Nao, desde donde podremos disfrutar de unas grandes vistas. Si el cielo está despejado, divisaremos sin dificultad la silueta de la isla de Ibiza En el faro hay una zona de aparcamiento para dejar los coches con un mirador junto a un restaurante, cerca de los cuales también hay unos bancos de madera dónde sentarse a descansar, a relajarse o tomar un pícnic.

Las rutas y senderos que lo recorren hacen del Cabo de la Nao un lugar muy apetecible para los amantes de la naturaleza y el senderismo, como también para los aficionados a los deportes náuticos y la pesca submarina. Todos ellos no sólo pueden disfrutar del Cap de la Nao, sino de todo un entorno que se completa, más al sur, con la Cala Moraig y las Cumbres del sol, pertenecientes al vecino municipio de Poble Nou de Benitatxell; y hacia el norte con toda una serie de cabos (el Cap Negre, el Cap de Sant Martí y el Cap de Sant Antoni) que poco tienen que envidiar al protagonista de nuestro post de hoy.

¡Que lo disfrutéis!

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Feslali

Feslalí: La fiesta de los almendros en flor

En febrero la Marina tiene una cita ineludible con la Vall del Pop y sus almendros, cuya floración convierte el paisaje en una especie de manto blanco y rosáceo que supone todo un espectáculo para la vista. Como viene siendo habitual en los últimos años, los municipios de esta vall, y especialmente la población de Alcalalí, ofrecen la posibilidad de disfrutar de este fenómeno desde distintos puntos de vista a través del festival ‘Feslalí’, un evento consolidado, singular y que despierta el interés de vecinos y visitantes.

El programa, bajo el lema ‘Te invitamos a  vivir la vida en rosa’, ofrece hasta el 24 de febrero un menú repleto de propuestas y actividades relacionadas con la agricultura, la cultura, la gastronomía, el deporte y el ocio. Entre las principales propuestas, que además se prolongarán durante todo el mes de febrero, se encuentran la Ruta de la Tapa, comidas y dulces con almendras así como visitas guiadas a la Torre Medieval y al Museo Etnológico (de 11 a 14h. con reserva previa).

Concretando, para el fin de semana del 16 y 17 de febrero, os recomendamos una caminata senderista entre almendros en flor, prevista por la mañana para ambas jornadas, así como un Showcooking el domingo a base de cocina con almendra, a las 11h. en la Plaça de l’Ajuntament, a cargo del cocinero Evarist Miralles, del Restaurante El Nou Cavall Verd de La Vall de Laguar, y de la pastelera Rosanna Aramendi, de Pastelería-Panadería Rosanna de Alcalalí. Un poco más tarde, a las 13h., seguirá la fiesta gastronómica con un taller de cocina, también con almendra, dirigido a niños.

Feria de Oficios y Productos de la Tierra

Para el último fin de semana de febrero está previsto uno de los platos fuertes: la organización de la cuarta edición de la Feria de Oficios y Productos de la Tierra, que llevará aparejada un amplio abanico de actividades vinculado a la tierra, a la música y a los productos locales.

La feria se inaugurará a las 11h. de la mañana del sábado 23 de febrero al ritmo de los chirimiteros y la Muixeranga, siguiendo una cata de aceites locales en el Museo Etnológico hacia el mediodía y una actuación infantil a cargo de Dani Miquel, en la Plaça de l’Ajuntament. Por la tarde habrá juegos populares en la calle Porxe (de 16 a 18h.) y música en directo con la Jazzy Makers en la Plaça de l’Ajuntament.

El 24 de febrero, domingo, los aficionados al senderismo podrán disfrutar de otra caminata entre almendros a partir de las 10 de la mañana (con salida desde la Plaça de l’Ajuntament), siguiendo la mañana con un pasacalle de  “Cabuts, dolçaina i tabalet”, la exposición y entrega de los premios de lka Maratón Fotográfica #AlcalalíEnFlor, en el Museo Etnológico; y más juegos populares en la calle Porxe. A las 12.30h. la Mancomunitat Cultural de la Marina Alta (MACMA) presentará el mapa cultural de la Marina Alta; y, por la tarde, más música en directo para clausurar ‘Feslalí’, con la actuación en directo del grupo Els Jóvens, en la Plaça de l’Ajuntament

¡No os lo perdáis! Es una recomendación de la Guía del Turista.

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Dibujo de Dianium de Miquel Ortolà

La Dianium Romana: todo un mundo por descubrir

Capital turística y ciudad gastronómica por antonomasia en la Costa Blanca, la Dénia que hoy conocemos ya fue codiciada y amada por diferentes civilizaciones en el pasado. Una de ellas, quizá de la que menos se ha hablado por estos lares, la romana. Posiblemente porque aún falta mucho por descubrir y por conocer, ya que son relativamente pocas las excavaciones que se han podido efectuar en la anterior Dianium.

Lo que es innegable es que el origen de la actual Dénia, como ciudad, corresponde a  la época romana.  Realmente en sus comienzos fue una colonia helena llamada Hemeroskopeion, pero fueron los romanos los que le dieron el nombre de Dianium, en honor a la diosa Diana. Los textos antiguos hablan de una enorme estatua de la Diosa Diana que se podía observar desde kilómetros mar a dentro, aunque no se han encontrado restos que lo confirmen. Textos clásicos donde se atestigua tambiuén que en el siglo I a. C. las tropas romanas del general Quinto Sertorio establecieron en Dianium una base naval, aprovechando su excelente ubicación.

Una situación geográfica y geoestratégica envidiable, que permitía ya en la antigüedad controlar desde el golfo de Valencia y la costa de Alicante cualquier navío o dispositivo militar que se aproximara, y que al mismo tiempo permitió establecer una base naval de primer orden. Su idiosincrasia estuvo ligada en los comienzos a la figura de Quinto Sertorio, en latín Quintus Sertorius (Nursia, 122 a. C. -Osca, 72 a. C.): un destacado político y militar de la época final de la República romana, célebre por el movimiento antisilano que dirigió en Hispania, que dejó impronta en Dénia. De hecho, hoy día todavía hay una calle  que lleva su nombre.

Durante el Alto Imperio, la ciudad disfrutó de un periodo de esplendor pasando de ser ciudad estipendiaria a tener la categoría jurídica de municipium. Sin embargo, y aunque alcanzó rango de sede episcopal, ya hacia el siglo III d. C. debió sufrir las incursiones de los pueblos germánicos.

Si queréis saber más de la Dianium romana os recomendamos que visitéis el Museu Arqueològic de Dénia, ubicado en lo alto del castillo, concretamente en el denominado Palau del Governador. En él puede observar una sencilla pero muy elocuente colección de piezas arqueológicas que -por centrarnos en las que afectan a la época romana- remiten al esplendor de esta comunidad como municipio de derecho latino (ver, sobre todo, las inscripciones que se guardan en la Sala II del Museo) y como puerto comercial (con notable colección de ánforas de diversas procedencias) desde época de Augusto.

También en el recinto del Castell, hacia el Norte, puede contemplarse una excelente panorámica del denominado Hort de Morand, área aun virgen arqueológicamente y en la que debió tal vez ubicarse el foro municipal.

Dibujo de Miquel Ortolà

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