Baix la mar

El barrio de Baix la Mar: cuna de pescadores

El barrio de pescadores, también conocido como Baix la Mar (por su cercanía al puerto y al tramo costero) es visita obligada o, al menos, merece un tranquilo paseo en el que poder ir descubriendo plazas y rincones con encanto donde aún se adivina la vida y costumbres de aquellos dianenses vinculados durante tantas décadas a la pesca, al comercio y, en definitiva, al mar.

La trama urbana actual del barrio Baix la mantiene su origen en el siglo XIX, aunque muchas de sus calles ya estuvieron ocupadas por los árabes con el nombre de Raval de la Mar o Raval Marítimo. De hecho, de los cuatro ravales de la época islámica, este último era, con toda probabilidad, el más relevante de todos. Así pues, durante nuestro recorrido habremos de fijarnos en la escasa altura de las viviendas y edificaciones (máximo dos alturas) además de en la forma de sus calles estrechas y plazoletas características, en muchas de las cuales será posible identificar algún elemento histórico o artístico que explica su trayectoria vital. Es el caso de la Plaza de Sant Antonio la conocida como Plaçeta de la Creu, reconocible porque hay una cruz ubicada en la parte central junto a una pequeña fuente y  un panel de cerámica de San Pere.

Para reponer fuerzas o simplemente tomar una cerveza os recomendamos que hagáis un alto en el camino en la plaza Mariana Pineda, lugar ideal para disfrutar dela brisa al atardecer o reservar mesa para cenar durante los meses de verano. Precisamente en este emplazamiento, además de haberse rodado en el pasado multitud de películas, se celebraba siempre hacia finales de agosto un festival de variedades y expresión libre llamado la Flexió Verbal, que contribuía a dotar de un aire bohemio este punto ubicado en el corazón de Baix la Mar. Hoy día este bullicioso pero encantador rincón es una referencia, no sólo para el turista de la ciudad sino también para los propios dianenses, testigos del paso del tiempo en este punto neurálgico.

Volviendo hacia la fachada marítima un paseo conocido como El Raset (lugar en el que fue proclamado como Rey el Archiduque Carlos de Austria, dando lugar  a comienzos del siglo XVIII a la Guerra de Sucesión), donde las antiguas tabernas y casas de pescadores han dejado paso hoy a tiendas de souvernis, restaurantes y locales de copas. Y es que poblada de terraza, pubs y bares donde tapear, Baix la Mar se ha convertido en un barrio tan pintoresco como emblemático, concentrando buena parte de la oferta gastronómica y de ocio de la ciudad, la cual convive con esta idiosincrasia reposada y tranquila que siempre ha distinguido a esta zona de la ciudad.

Leer Más

Plaça-Bous-Ondara

Passió pels bous: Ondara y la Joya Levantina

Junto a Dénia y Pedreguer, y sin ánimo de desmerecer a otros muchos municipios donde también se celebran toros, Ondara merece un capítulo aparte. La existencia en el centro del casco urbano de una plaza de toros centenaria, la bautizada como Joya Levantina, da pie a un tipo de acto taurino distinto, pues al atractivo de poder ver a las reses en un escenario más apropiado se une la relevancia artística y el simbolismo de este coso, que data de comienzos del siglo XX y que está ligado a la idiosincrasia del municipio.

Bajo una arquitectura inspirada en el arte Mudéjar (como se puede observar en sus elementos de estilo árabes como arcos de herradura, almenas escalonadas…) y consólida estructura de mampostería y mortero, la Joya Levantina fue inaugurada el 28 de octubre de 1901, en un periodo de bonanza por el cultivo y la comercialización de la pasa en La Marina. No obstante, la crisis económica que sufrió Ondara en 1904, junto con una grave epidemia, afectó seriamente a gran parte de la población así como a la sociedad creadora de la plaza, que terminó por disolverse en el año 1910 ante el incumplimiento de pagos. La consecuencia fue que la plaza de toros fue embargada al pueblo de Ondara.

Durante la dictadura de Primo de Rivera continuaron celebrándose espectáculos con normalidad, lo que contrastó con el periodo republicano, cuando la crisis económica y la crispación social y política hicieron disminuir el número de representaciones taurinas. Pero serán los años de la Guerra Civil los que tendrán un efecto demoledor sobre el edificio, que fue afectado gravemente por los bombardeos y quedó en ruinas. Acabado el conflicto bélico, y tras muchos esfuerzos, durante la dictadura de Franco el Ayuntamiento de Ondara consiguió recuperar la plaza de toros, llevándose a cabo los movimientos necesarios para que se accediera a su restauración.

Casi 20 años después, en 1957, la plaza de toros de Ondara vuelve a recobrar vida, siendo rehabilitada por el alcalde Julián Ferrando, bajo cuyo mandato optándose por encalar la plaza. Desde hace unos meses, las obras de rehabilitación han permitido que el recinto recupere parte de su aspecto original al ser eliminados los muros que la encerraban y privaban a los ojos de parte de su belleza.

Su visita, más allá del gusto o la pasión taurina que podáis tener, es casi obligada si os acercáis a La Marina. Es un consejo del blog de la Guía del Turista.

Leer Más

Tienda_de_productos_noruegos_en_Alfaz_del_Pi

L’Alfàs del Pi: la pequeña Noruega

No es necesario ir a Noruega para sentirte como en Noruega. Al menos eso es lo que pensarán en la Marina Baixa, concretamente en la zona de la playa de l’Albir y, especialmente, en Alfàs del Pi. En torno a este pequeño municipio de La Marina Baixa se concentra la mayor colonia Noruega fuera del país escandinavo. De hecho, de los 17.000 noruegos, aproximadamente, que viven en España, más de 9.000 residen en la provincia de Alicante, con una especial concentración en esta zona muy próxima a Benidorm, donde se calcula que pueden residir alrededor de 5.000 de ellos.

La importancia de esta zona es tal que Alfaz del Pi (L’Alfàs del Pi, en valenciano) es la sede de un consulado noruego. El clima, benigno especialmente en invierno con muchas horas de sol y temperaturas suaves, es ideal para los residentes que proceden del norte de Europa, donde la estación invernal obliga a permanecer la mayor parte del tiempo en casa debido al intenso frío.

El perfil del noruego que hay en La Marina Baixa pertenece a alguien de entre 60 y 65 años y se ha asentado en esta zona aprovechando una generosa pensión de jubilación que apenas si se ve afectada por posibles crisis económicas. De esta forma, la sociedad del bienestar social del país escandinavo reporta lo suficiente para que muchos noruegos se instalen en esta zona de la provincia de Alicante buscando las bondades curativas del sol.

A ello se une todo un marco de crecientes negocios que llaman la atención de las compañías de viaje y de los mayoristas noruegos, caso de balnearios o clínicas terapéuticas cuya relación calidad/precio/servicios agradan y mucho a los escandinavos, posibilitando la aparición de un nuevo nicho de mercado para las empresas e inversores de La Marina.

La importancia de la colina establecida en La Marina se materializa en el Club Noruego de L’Alfàs, que tiene un papel destacable en la vida social y económica del municipio, como quedó de manifiesto con la construcción de la recién inaugurada capilla de San Olav, patrón de Noruega, que se edificó en honor de la princesa Kristina en Covarrubias, localidad burgalesa en la que reposan sus restos.

El Club Noruego está haciendo un gran trabajo para intentar que la comunidad noruega se integre en la sociedad española, para lo cual ofrece cursos de español y excursiones por el país que les permitan conocer nuestra cultura.

Leer Más

Mirador del Coll de Rates

Caminando por la Marina: De Alcalalí al Coll de Rates

Hay muchas formas de recorrer La Marina. Una de ellas es caminando, a través de sus numerosas rutas de senderismo. En este nuevo post de la Guía del Turista os invitamos a que nos acompañéis hasta la Vall del Pop para darnos un paseo que nos lleve desde Alcalalí hasta el Coll de Rates, desde donde disfrutaremos de unas bonitas panorámicas. La ruta es de poco más de 10km. y se puede hacer en unas 3 horas y media.

La ruta parte de la plaza del Ayuntamiento de Alcalalí. Tomaremos la calle Ravalet y al final de la misma giraremos hacia la derecha para alcanzar el río Xaló. A los pocos metros nos desviaremos a la izquierda para cruzar el mismo, frente a una gran balsa, y seguiremos nuestra ruta por una pista asfaltada que recorre campos de naranjos, almendros, olivos y vides. Llegaremos hasta un cruce. En este primero, deberemos seguir por la izquierda, pero cuando nos topemos con una segunda intersección, giraremos a la derecha, continuando siempre por la vía principal. Un algarrobo sostenido por un pilar de piedra nos indicará que el camino es correcto.

Más tarde dejaremos una pista de tierra a la derecha y proseguiremos recto hasta llegar al inicio del Camí de Tàrbena indicado con una señal vertical. Nuestro recorrido seguirá por esta antigua vía de comunicación para iniciar progresivamente el ascenso. Tras 1’5km. de subida, y tras llegar a la cima, nuestra ruta enlazará con el PR CV158 El Carrascar de Parcent, que nos llevará hasta uno de los principales puntos de interés: el mirador del Coll de Rates, un paso que comunica les Valls del Pop i de Tàrbena que históricamente fue frecuentado por bandoleros. El mirador nos permitirá disfrutar de unas vistas fantásticas.

Cuando hayamos descanso,  iniciaremos el descenso por la misma vía. La senda, conocida como el Camí de les Revoltes o de la Pansa, nos permitirá observar los escalones de piedra que, antaño, facilitaban el tránsito de la gente entre los pueblos de Tàrbena y Alcalalí a pie, en burro o mula. Durante el descenso podremos observar el perfil de la población de parcent así como percibir los aromas de algunas especies típicas del Mediterráneo como el romero, el tomillo o el brezo.

Enlazaremos con el Camí dels Pous, dejando atrás uno de los pozos que da nombre al camino y llegaremos finalmente a la carretera, para girar a la derecha en dirección hacia Alcalalí hasta llegar al Camí dels Molins. Por este último habremos de seguir durante un trecho, con la única compañía de naranjos y almendros a ambos costados, hasta llegar a la ermita de San Joan Mosquera, que formaba parte de una antigua alquería morisca. Una vez aquí habremos de continuar en dirección Alcalalí a través del camino inicial.

¡No olvidéis llevar calzado cómodo, protección solar y una mochila con agua y algo de comer!

Aquí tenéis más información de la ruta.

Leer Más

corsarios

Dénia y La Marina,  tierra de  Corsarios 

La zona de la Marina, en general;  y enclaves costeros como Dénia, en particular,  ha  sido  durante  muchos  años  un  nido  de  corsarios  dada  su  privilegiada  situación  geográfica,  que  convertían  a  su  puerto  en  uno  de  los  pocos  fondeaderos  que  había  en  el  Mediterráneo  español.

La  tradición  se  remonta  muchos  años  atrás.  Ya  en  la  época  islámica,  el  rey  Mujahid  construyó  gran  escuadra  formada  por  marinos  y  piratas.  Tras  la  reconquista  cristiana  la  ciudad  continuó  siendo  un  enclave  estratégico  para  los  corsarios,  hasta  el  punto  de  que  entre  1406-1476  el  gobernador  concedió  licencias  para  armar  las  naves  bajo  patente  de  corso.  En  Dénia  había  catorce,  siendo  el  mayor  porcentaje  de  todo  el  reino.

Los  tipos  de  embarcaciones  variaban  dependiendo  de  las  posibilidades  que  ofrecieran  para  alejarse  más  o  menos  de  la  costa.  Generalmente  eran naves  muy  rápidas  y  aptas  para  llevar  a  cabo  una  buena  navegación.  Predominaban  los  leños  o  bergantines,  fustas  o  galeotas  de  unos  15  ó  20  metros  de  eslora,  algunas  sin  cubierta.  Podían  llevar  alguna  pieza  de  artillería  de  bajo  calibre.  Muchas  de  estas  embarcaciones  se  dedicaban  también  a  la  presa  de  esclavos  moros  y  negros,  que  posteriormente  se  vendían  en  los  mercados    de  Alicante,  Orihuela  y  Guardamar. Sin  embargo,  en  1448  el  corso  ilegal  fue  perseguido  por  las  autoridades,  acabando  con  este  libertinaje.

El  naufragio  de  la  fragata  Guadalupe

La  Guadalupe  era  una  fragata  real  con    34  cañones,  forrada  de  cobre  y  una  tripulación  de  327  hombres.  El  16  de  marzo  de  1799,  a  las  4  de  la  mañana,  huyendo  desde  el  día  anterior  de  buques  ingleses  y  bajo  un  fuerte  temporal  de  levante,  la  Guadalupe  embarrancó  en  la  denominada  Punta  del  Sardo,  a  apenas  100  metros  de  la  costa  de  Dénia.  Algunos  de  los  marineros  pudieron  alcanzar  tierra  a  nado,  informando  de  lo  sucedido.

Hacia  el  mediodía  el  buque  ya  tenía  muchas  vías  de  agua,  lo  que  obligó  a  la  tripulación  a  lanzar  al  mar  los  cañones  y  municiones  para  elevar  la  línea  de  flotación.  Pero  fue  en  vano,  porque  a  las  cuatro  de  la  tarde  un  nuevo  embate  partió  la  Guadalupe  en  tres  partes.  Muy  pocos  marineros  pudieron  llegar  a  tierra  firme.  Sin  embargo,  uno  de  ellos  volvió  con  un  cabo  que  lanzó  al  hacia  la  parte

de  proa,  montando  una  especie  de  andarivel  por  el  que  se  salvo  mucha  de  la  tripulación.    El  resultado  final  del  naufragio  fue  terrible.  Hubo  107  muertos,  que  se  enterraron  en  la  costa  dianense,  frente  al  naufragio;  y  40  desaparecidos.  Sólo  180  hombres  lograron  salvarse.

Leer Más