Benidorm Playas

Las playas de Benidorm: ¿Levante o Poniente?

Benidorm es, sin duda, la capital turística de la Costa Blanca. Sus altos índices de ocupación, la cantidad que servicios que ofrece y la vida que rezuma prácticamente los 365 días del año así lo acreditan. También la calidad de sus playas, especialmente las dos más conocidas: Levante y Poniente. ¿Cuál es tu preferida?

Ambas cuentan con una arena fina, un acceso fantástico y todos los servicios y accesorios básicos que se pueden demandar a una playa de calidad. También las dos cuentan con su bandera azul y los pertinentes certificados de gestión y calidad medioambiental, según las normas ISO. Pero es cierto que cada una, pese a su cercanía, tiene unas características singulares.

En la playa de Poniente disfrutarás de tranquilidad. Y es que pese a ser las más extensa del municipio es también un lugar ideal para darse un paseo, relajarse y disfrutar. Se puede hacer por la orilla de sus más de 3 kilómetros de longitud y a través del paseo anexo, donde también hallaréis una gran cantidad de restaurantes, bares y locales para el disfrute de vecinos y turistas.

Entre su oferta de servicios y equipamientos cuenta con plataformas flotantes, biblioplayas, juegos infantiles, juegos lúdicos-deportivos, zonas de sombra para la lectura o el servicio de playas accesibles, que facilitan el acceso y disfrute para personas de movilidad reducida.

Al otro lado de la ciudad, entre Punta Pinet y Punta Canfali (los considerados balcones de Benidorm, ideales para respirar la brisa del mar y hacerse con una buena panorámica de la ciudad) se sitúa la playa de Levante. Es algo más pequeña (2 kilómetros de longitud, aproximadamente) y permite tomar el sol hasta bien entrada la tarde gracias a su orientación.

Sin embargo, pese a su menor tamaño, es la playa más conocida de la ciudad por la animación que presentan sus alrededores, llenos de hoteles, restaurantes, heladerías, terrazas y otros locales de ocio. Una estampa típica de esta playa es la de los turistas internacionales, fundamentalmente ingleses, que le dan un colorido y un toque distinto, confiriendo a Benidorm ese carácter cosmopolita que lo diferencia de otros destinos durante los 365 días del año.

Ambas son perfectas, como también lo son las otras dos playas con las que cuenta la ciudad: La Cala del Tío Ximo, la Cala Almadrava y la Cala del Tío Más. Pero de estas tres ya os hablaremos en otro post del blog de la Guía del Turista.

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Salazones

Los salazones de La Marina

En La Marina disfrutamos de muchos placeres, entre los cuales se encuentra, sin duda, la gastronomía. Carnes, pescados, arroces, verduras…cocinados bajo las recetas de la tradición y la vanguardia conquistan el paladar de turistas y visitantes, que aprecian la calidad de los restaurantes que predominan en todo el litoral norte de la Costa Blanca.

Entre los manjares tradicionales que ofrecen sus cartas y menús se encuentran los salazones. El atún, la mojama, el bonito o melva (garrofeta), la sardina, el capellán, el mújol, la maruca o corvina…son un auténtica gozada que podemos disfrutar simplemente con pan y aceite de oliva virgen (en nuestra tienda Melicatessen podrás encontrar aceite autóctono de La Marina), acompañado si lo preferís de un poco de tomate.

La salazón procede de nuestra cultura gastronómica y alimentaria. De hecho, es un método tradicional para preservar los alimentos y poder consumirlos durante más tiempo. Se sabe que los antiguos egipcios ya ponían las carnes en salazón para almacenarlas y mantenerlas comestibles durante largos periodos. También hay evidencias de similares usos en la China del tercer milenio antes de Cristo.

Realmente lo que hace la salazón es deshidratar parcialmente los alimentos, lo que también ayuda a reforzar su sabor. Podemos salar frutas y vegetales, aunque lo más frecuente es hacer salazones de carnes y/o pescados. A menudo se suele emplear para la salazón una mezcla de sal acompañada con nitrato sódico y nitrito. Es muy habitual también acompañar la sal con sabores como pimentón, canela, semillas de eneldo o mostaza.

¿Cómo se preparan los salazones en La Marina?

  1. Limpiar las vísceras dejando sólo la carne magra y la espina dorsal.
  2. Se pone una capa de sal de un centímetro de espesor como lecho y se coloca el pescado extendido sobre su superficie. Sobre la capa anterior de pescado se pone otra capa de sal del mismo grosor y se repite la operación obteniéndose diferentes capas de sal y pescado. Finalmente sobre la última capa de sal se pone un peso (Por lo menos la mitad del peso del pescado en salazón)
  3. El producto necesita ahora reposar. Para ello el apilamiento anterior se mantiene semana y media en reposo
  4. Tras el tiempo establecido de reposo se saca el pescado y se lava con una solución de agua y vinagre (al 10%)
  5. Después del correspondiente lavado se pone al aire en un sitio con corrientes de aire pero que no le dé directamente el sol. Según el clima del lugar se deja unos días. En preparaciones como hueva o mojama las capas permanecen en reposo durante 24 horas, para posteriormente lavarlas e introducirlas en prensas que escurren el agua. Tras pasar por el secadero se envasan al vacío.
  6. Por último haremos el secado. Tiene lugar en la secadora, una habitación aislada con extractor de humedad que aplica calor seco (su uso es exigido por sanidad).

 

¡¡Y a disfrutar!! Buen provecho.

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Denia siglo XIX

Viajando en el tiempo: un paseo por la Dénia del Siglo XIX

Además de una capital turística y gastronómica, Dénia es una ciudad con mucha historia. Distintas son las civilizaciones que se asentaron en este lugar del Mediterráneo aprovechando su privilegiada situación geográfica y las bondades de su clima, dando lugar a Dianium, Daniya y a la actual Dénia.

En este nuevo post del blog de la Guía del Turista os proponemos regresar al pasado, pero al pasado más próximo. Queremos rememorar a través de un recorrido a pie una época de esplendor relativamente contemporánea, de la que no se escribe tanto, pero que ha dejado su impronta en la actual ciudad: La Dénia de finales del siglo XIX, cuando vivió su expansión y crecimiento urbanístico, con la llegada de una burguesía creciente que en base al negocio de exportación de la pasa transformó el núcleo urbano con importantes infraestructuras, la remodelación de la trama urbana y el florecimiento de negocios y posibilidades de ocio, en una época efervescente para la economía y la sociedad.

Nuestro recorrido para reencontrarnos con esa Dénia nace de la Oficina de Turismo comenzamos la visita en el Museo del Juguete, ubicado donde antiguamente se situaba la estación de tren Dénia-Carcaixent. En la planta baja del mismo hallaremos también el Centro de arte “L’Estació” con exposiciones temporales. Tras la visita al museo nos dirigimos hacia la calle Marqués de Campos, arteria principal de la ciudad, y fácilmente reconocible por los grandes bananeros que la flanquean. Debe su nombre a D. José Campo, importante personaje del S. XIX que realizó grandes mejoras en la ciudad como la creación de una fábrica de gas para el alumbrado, la vía de Ferrocarril Dénia-Carcagente y la iniciación y constitución de la Sociedad de Obras del Puerto.

Posteriormente nos dirigiremos hacia la Glorieta del País Valencià, donde hasta hace unas décadas se celebrada el Mercat Municipal para alcanzar la plaza del Ayuntamiento, donde se puede visitar el edificio consistorial y la Iglesia de la Asunción. Desde allí se puede alcanzar fácilmente el Museo Etnológico (No dejéis de visitarlo. La entrada es gratuita), que alberga una típica casa burguesa, y donde os encontraréis con la Dénia del S. XIX, enriquecida por el comercio de la pasa. El museo está enclavado en la calle Cavallers, junto a las calles Major y San José, compartiendo escenario con un llamativo conjunto de casas construidas a finales del S. XVIII y durante el S. XIX, íntimamente relacionadas con la riqueza y la burguesía que aparecen alrededor del fenómeno de la pasa.

Paralela a ella transcurre la calle Loreto, lugar que combina restaurantes y tascas con la presencia del Convento de las Agustinas o Convento de Nuestra Señora de Loreto. Si volvemos hacia la plaza de la Constitución y tomamos la calle la Mar pasaremos por delante del antiguo almacén de Morand, donde en el s. XIX se clasificaba y empaquetaba pasa para su exportación. Y, girando a la derecha por la calle Cándida Carbonell, otro gran almacén de pasa, en este caso, el de la compañía inglesa “Cooperative Wholesale Society”. Muy cerca de allí, en la actual y remodelada calle La Mar, la estructura de vivienda que hoy acoge pubs, tiendas y otros negocios en esa época fue también sede de otros almacenes donde se seleccionaba y trataba la pasa antes de embarcarla hacia Gran Bretaña y otros lugares de ultramar.

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Orxeta: un acogedor rincón entre el mar y la montaña de la Marina

Tal y como os hemos dicho en varias ocasiones desde el Blog de la Guía del Turista, La Marina tiene muchos lugares con encanto por descubrir. Además de las ciudades costeras y turísticas por excelencia (Benidorm, Dénia, Xàbia, La Vila, Altea, Calp…) os recomendamos que os aventuréis hacia el interior y os dejéis sorprender por pequeños núcleos de población que se encuentran rodeados por la naturaleza y las montañas, pero a sólo un paso del mar. Lugares preciosos y con encanto que merecen una visita para saborear otro tipo de mediterráneo, pero igual de auténtico.

Uno de estos ejemplos es Orxeta. Situada en el interior de la comarca de la Marina Baixa, este pueblo encantador de apenas mil habitantes presume de montañas y de un enorme pantano, pese a estar a escasos diez kilómetros del mar. Sus amables lugareños residen en un municipio con gran encanto donde el aroma a pan y a otros productos recién salidos del horno conquistará nuestro olfato y nuestro paladar, pues esta industria artesanal goza de reconocido prestigio en toda la Marina.

Su caso histórico nos permite observar el paso del tiempo a través de una rica arquitectura tradicional y típica de esta zona del Mediterráneo, con casas de estilo medieval entre medianeras que recubren sus fachadas con vivos colores. Si además de callejear tenéis tiempo para hacer una visita, podéis visitar la  antigua Iglesia Parroquial de San Jaime Apóstol, la Ermita de Santo Tomás y el Palacio de la Orden de Santiago (hoy convertido en casa rural).

En cuanto a su entorno, Orxeta ofrece un marco soberbio y espectacular entre montañas y el pantano Amadorio, que la cobija apaciblemente para diseñar un hermoso y fértil valle a orillas del río Sella.

El pantano, al que se accede rápidamente desde el peaje de Villajoyosa (en dirección a Orxeta) es un lugar tranquilo para relajarse y pasear a través del sendero que parte desde allí. También dispone de un merendero con mesas de madera,  un parque infantil, aparcamiento para vehículos y vistas al mar.  Además del pantano, os recomendamos que visitéis la garganta de “L’Estret”, santuario de las grandes aves rapaces.

Otro de sus atractivos son las fiestas patronales, que se celebran en honor a los santos Tomas y Nazario el penúltimo fin de semana de septiembre, así como la feria de productos gastronómicos y artesanales que tiene lugar en diciembre.

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Marjal Pego Oliva

La Marjal de Pego-Oliva: la pequeña ‘albufera’ de La Marina

Marcando el límite entre las provincias de Alicante y Valencia se encuentra el parque natural de la Marjal de Pego-Oliva. Esta especie de albufera merece una visita para disfrutar de un paraje singular formado por una gran extensión de carrizales, palustres y arrozales.

Su indiscutible valor medioambiental y posición estratégica fue valorada antaño por prácticamente todas las civilizaciones que se afincaron en La Marina. De hecho se han encontrado en La Marjal y alrededores asentamientos de humanos que datan del Paleolítico Medio, es decir, de hace unos 30.000 años.

También los romanos frecuentaron la marjal, trazando caminos que ayudaran a atravesar estos humedales, en los que igualmente dejaron su impronta los árabes, que entre sus numerosas aportaciones dejaron para la posteridad sistemas de riego para el trabajo del campo como norias o acequias. Sistemas todos ellos que ayudaron, siglos después, al cultivo de algunas especies características como el arroz, que se introdujo en la zona a mediados del siglo XIX (con variedades autóctonas como el arroz bomba, muy apreciado por los cocineros) y que posibilitan hoy día la canalización de la cuantiosa lluvia que precipita en esta zona, que por cierto, presenta el mayor índice pluviométrico de la Comunitat.

Ejemplo de fauna de mediterránea
Este agua procedente de la lluvia se filtra en la tierra, circula por los ríos subterráneos y forma acuíferos, desde los cuales afloran los llamados ‘ullals’ o canales, que terminan formando charcas y ríos como El Serpis y el Bullent (o Vedat), que flanquean la marjal por el norte; y el Racons (o Molinell), situado al sur del paraje.

La calidad de las aguas de estos fluviales supone un auténtico paraíso para multitud de especies animales y vegetales, de entre los que destacan algunos invertebrados como las gambetes o los petxinots; peces como el samarugo, que confiere al parque un alto valor ecológico debido a su escasez, o la colmilleja; y sobre todo aves, que por su cantidad variedad constituyen una de las mayores riquezas del marjal, con especies tales como el zampullín chico, el somormujo lavanco, el avetorillo, la garza imperial, la cerceta pardilla, la cigüeñuela, el fumarel cariblanco o el calamón.

El acceso al parque natural se realiza fundamentalmente desde la N-332. La carretera que va de Oliva a Pego bordea el Parque por el norte, mientras que la CV-700 entre Vergel y Pego constituye el límite sur del paraje.

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