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Gata de Gorgos: cuna de artesanos

Pueblo de artesanos, símbolo de la artesanía en La Marina. Gata de Gorgos ha sido y continúa siendo paradigma y ejemplo del buen hacer a través del mimbre y el esparto. Los numerosos puestos comerciales que se sitúan, en la mayor parte de los casos, paralelos a la misma carretera Nacional 332 a su paso por el municipio así lo atestiguan. En ellas son casi infinitos los artículos que podemos comprar, desde cestas  a sombreros, pasando por muebles y todo tipo de objetos y complementos para vestir nuestro hogar de tradición y buen gusto.

Es así hasta el punto de que, más allá de su actividad agrícola o crecimiento en servicios, Gata de Gorgos tiene como mayor distintivo nacional e internacional su tradición artesanal y la  manufactura de cestas de palma, esparto, mimbre, etc…, presente desde hace siglos. El saber artesano, heredado y transmitido de generación en generación, trenza estos capazos uno a uno, hasta obtener los más bellos objetos, desde siempre prácticos y duraderos, incorporando las nuevas tendencias y gustos más actuales.

Su sello de identidad es una elaboración completamente artesanal con fibras vegetales y productos españoles, todos ellos de una calidad insuperable, que son seleccionados, tratados y secados a la manera tradicional mediante procesos naturales, respetuosos 100% con el medio ambiente.

Materiales que se caracterizan por su calidez y a la vez frescor, según la época del año. Son también flexibles y resistentes, muy vivos y de gran belleza, capaces de cruzar la barrera del tiempo para traer el pasado al presente y viceversa sin perder su esencia, su carácter y su autenticidad. Y para los más ecológicos: también son biodegradables.

Entre esos materiales destacan el esparto, una fibra vegetal que se obtiene del grupo de las plantas de la familia de las gramíneas y cuyas hojas son persistentes, destacando la resistencia y perdurabilidad de su conjunto. El esparto español supera en calidad al de todos los países mediterráneos, ya que contienen un mayor porcentaje de celulosa, y su fibra es mucho más fina. Junto al esparto encontramos la palma, otra fibra vegetal  pero que, en este caso, se obtiene del palmito o palmera enana. Sus frutos, llamados vulgarmente dátiles de zorra o palmiches, se emplean en medicina popular como astringente y sus hojas se cortan tiernas y se secan hasta un punto en que no pierdan su elasticidad.

El tercero de los materiales que utilizan los artesanos gateros es el mimbre que, como los otros dos, igualmente es una fibra artesanal. Procede de un arbusto que crece de forma natural a lo largo de los ríos o canales y que es muy resistente a las sequías. Su cultivo se desarrolló durante el Imperio Romano, aunque durante siglos posteriores jugó un papel importante al convertirse en el único medio de transporte de los diferentes productos que se comerciaban entre las aldeas.

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Homenaje a la gastronomía del Mediterráneo

En sólo unos días Dénia y la Marina Alta acogerán una de las principales citas gastronómicas en nuestro país: el Festival DNA, que reunirá en la ciudad a 20 chefs con 15 estrellas Michelin y a 18 de las 19 ciudades creativas de la Gastronomía de la Unesco existentes en todo el mundo. Con Quique Dacosta como comisario gastronómico, este evento de primer orden (el más importante que se celebra en la Comunitat Valenciana) cuenta con la organización del Ayuntamiento de Dénia y la Agencia Valenciana de Turismo. Será el fin de semana del 30 de septiembre y 1 de octubre en un marco fantástico: e paseo de la Marineta Cassiana.

Una historia rica y con fundamento

Dos intensos días repletos de actividades donde no faltarán puestos de restauración que ofrecerán deliciosas tapas,  food trucks,  productores y artesanos, charlas, workshops y talleres de cocina, actividades infantiles… en lo que se presenta como un gran homenaje a nuestro estilo de vida, basado en la gastronomía mediterránea. Esa de la que La Marina, en general, y Dénia, en particular, ha sido siempre exponente desde sus orígenes. Y es que las singulares características de nuestra ciudad han propiciado que a lo largo de los años  y  de  los  siglos  hayan  sido  muchas  las  civilizaciones  que  escogieran este  punto  del  Mediterráneo  para  fijar  su  residencia.

Íberos,  fenicios, romanos,  visigodos,  árabes…todos  pasaron  por Dianium, Daniya  o  ,más recientemente, por la Vila y luego ciudad de Denia, dejando su impronta en una  población  que  ha  ido  enriqueciéndose  gracias  a  las  aportaciones  y cultura de todos estos pueblos  milenarios. La gastronomía, en este sentido, no es una excepción. Porque,  si  los  íberos  ya  cultivaban  vino  en  la  Punta  de  Benimaquía,  en  el mismo  Montgó,  los  fenicios,  como  buenos  comerciantes,  importaron  aquí su  saber  para  conservar  el  pescado  fresco  mediante  la  técnica  de  la  sal, dando  lugar  a  toda  una  tradición  de  salazones  y  adobos  que  se  fueron transmitiendo  de  generación  en  generación  y  que  constituyen  la  expresión de  los  sabores  del  mar.  La  melva,  el  bacalao,  las  anchoas  o  algunos derivados del atún como la mojama o el sangacho bien lo saben, sin olvidar los escabechados de Jurel (sorel), caballa, bonito o sardinas.

Especies  de secano que son  referencia  hoy día en  La Marina  Alta como el olivo,  el  almendro,  la  vid  u  otros  frutos  secos  vinieron  de  la  mano  de las galeras romanas, que también  importaron  hasta el municipium de Dianium gran cantidad de salsas, salazones y derivados del pescado como el garum, muria, hallec,  etc.  Aunque  para  influencia,  la  de  los  árabes,  que  fundaron Daniya (reino de Taifa dominador de un vasto territorio que se extendía más  allá  de  las  Baleares)  y  la  llenaron  de  aromas  gracias  a  sus  especias, múltiples   infusiones,   extraordinarios   dulces   y   una   gran   cantidad de manjares  procedentes  de  cultivos  hasta  entonces  desconocidos  para  los moradores  de  estas  tierras,  pero  que  son  emblemas  hoy  día  del  campo valenciano, caso del arroz o la naranja.

Visigodos,  repobladores  cristianos  del  norte  y  de  las  Baleares,  moriscos, mudéjares…todos  ellos  aportaron  a  nuestros  antepasados  la  manera  de entender  la  cocina  en  este  rincón  del Mare  Nostrum,  donde  comer  es mucho  más  que  un  modo  de  subsistencia,  convirtiéndose  en  un  arte,  un placer  para  los  sentidos.  Un  modo  de  vivir  y  disfrutar  la  vida  en  familia, con  amigos…pero  siempre  alrededor  de  una  buena  mesa  llena  de  buenos productos, aquellos que podréis encontrar en sus muchos restaurantes…y que podréis disfrutar de manera especial con la celebración del DNA: Festival Gastronómico de Dénia.

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De excursión a la Illa de l’Olleta (Altea)

Una de las opciones que tenemos para visitar la Costa Blanca y, más en concreto, la comarca de La Marina Baixa, es Altea. Un lugar con encanto, cuyo casco histórico representa como pocos la esencia del mediterráneo, con callejuelas estrechas pero bien conservadas, fachadas blancas, rincones perdidos, miradores privilegiados y una gastronomía envidiable.

Pero Altea también nos brinda la posibilidad de adentrarnos en el mar para visitar, frente a su costa, un paraje no menos encantador: La Illa de l’Olleta, que forma parte del Parque Natural de Serra Gelada, del que también os hemos hablando en el blog de La Guía del Turista, siendo muy recomendable su visita.

Se puede llegar en barca, aunque si lo vuestro es el deporte o el espíritu aventurero, una muy buena opción es llegar en kayak, ya que la travesía es corta y no resulta complicada. De hecho,  la isla tiene un par de calitas donde dejar nuestra embarcación, que podemos alquilar previamente en uno de los muchos establecimientos que hay en la zona.

De camino a L’Olleta podremos alcanzar la Isla Negra, de origen volcánico, donde podremos darnos un chapuzón y para refrescarnos o, incluso, hacer snorkel. Si retomamos nuestra ruta, en pocos minutos alcanzaremos la Isla de la olla o illeta de Altea, donde podremos disfrutar de un par de calas (una de arena y la otra, de rocas), con fantásticas vistas a la Serra Gelada y al Puig Campana, que hallaremos al fondo, en el horizonte.

Además de sus aguas cristalinas y la riqueza de sus fondos marinos llenos de vida, gracias a los bosques de posidonia y la cantidad de especies marinas que se pueden encontrar entre las rocas o en fondos arenosos cercanos a la costa, l’Olleta tiene como otro de sus grandes atractivos unos restos arqueológicos de época romana. Tras pasar unas horas de diversión haciendo kayak, buceando y disfrutando del mar, debemos regresar a tierra firme antes de que se haga muy tarde y nos sorprenda la noche.

Y todo ello, a sólo un paso de Benidorm, donde también encontraréis otra isla que podréis disfrutar haciendo una excursión. Disfruta La Marina con La Guía del Turista. ¡Síguenos!

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