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Un barranco de Leyenda: L’Encantada

Siguiendo la ruta de los ocho municipios de la Vall de Gallinera, a medio camino entre las comarcas de La Marina y El Comtat aparece un paraje casi escondido pero mágico: El Barranc de l’Encantada. Mágico por su enclave geográfico (rodeado de montañas pero relativamente cerca del mar), riqueza paisajística (abundante vegetación, con sauces, chopos…) y tranquilidad por doquier, rota únicamente por el devenir del agua. Y mágico por la leyenda que le da nombre, dotándolo de un aire místico que también contribuye a realzar su atractivo.

El Barranc de l’Encantada se extiende a lo largo de unos catorce kilómetros por el término municipal de Planes, concluyendo en la desembocadura del río Serpis, en el término de Beniarrés. Su historia, como la de otros parajes limítrofes,  está directamente vinculada a los tiempos en que los árabes y moriscos habitaron estas agrestes tierras hace algo más de 400 años. De hecho, la leyenda a la que nos referimos se vincula con los moriscos, esas gentes descendientes de los moros que ocupaban Al·Andalus y que poblaban buena parte del antiguo Reino de Valencia, hasta que Felipe III decretó su expulsión de la Península Ibérica en 1609.

Cuenta la tradición que antes de partir al exilio, los moriscos de estos valles dejaron escondido un fabuloso tesoro en una cueva del barranco que lleva las aguas del Río de Planes al Río de Alcoy (Serpis). Por si acaso volvían dejaron a su custodia a una doncella encantada como guardiana de sus riquezas.

Una de las leyendas más extendidas dice que la doncella encantada es una hermosa mujer de cintura para arriba, pero que de cintura para abajo tiene cuerpo y patas de oca. En su cabeza lleva una hermosa diadema de oro puro que reluce bajo los rayos del sol cada vez que realiza una de sus esporádicas salidas o paseos cada cien años. También cuenta la leyenda que va en busca de algún campesino (preferiblemente pobre) que esté cultivando los campos vecinos al barranco. Cuando lo encuentra le pregunta cuál de los dos cosas preferiría quedarse, si la corona de oro o a ella misma. Si el campesino elige la corona. se da por supuesto que es un avaricioso y codicioso de riquezas y allí mismo le da muerte haciendo desaparecer su cadáver en lo más fragoso del barranco. Si, por el contrario, la elige a ella (cosa poco probable), le lleva a su cueva para que disfrute de los tesoros, pero con la condición de que quedará encantado como ella para toda la eternidad.

Sin embargo, otra leyenda (la más extendida) sobre el Barranc de l’Encantada relata que los moros escondieron un fabuloso tesoro en una cueva del barranco y que para su custodia lo dejaron bajo la protección de una doncella encantada, que, una vez cada cien años, se deja ver entre las solitarias peñas del barranco y quien la encuentre será el dueño de las fabulosas riquezas ocultas por el encantamiento.

La encontréis o no la encontréis, os recomendamos este bello paraje para pasar un día en familia, practicar senderismo a través de sus pistas o senderos o, simplemente, daros un baño en alguna de sus pozas naturales disfrutando de su entorno.

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